Rozalén: «Me está encantando que a mucha gente ‘El Abrazo’ le lleve al primer disco»

«Uy, qué bonito», dijo una amiga mía: Rozalén nos quiere abrazar.

[ríe] Es que es así. Estoy más amorosa que nunca.

No es tema baladí: así ha titulado su último disco la Premio Nacional de Querer y Saber Ser Cercana.

Me empeño en ello. Me rompo la cabeza por ver cuánto y cómo de cercana puedo ser. Porque al final lo único que hago es cantar y contar lo que me va pasando, y a veces me planteo si va a interesar.

¿Es «El abrazo» tu disco más universalmente intimista?

Probablemente. Trata del amor y la muerte, tal vez los temas más universales.

Quién no ha querido y quién no ha perdido.

Ahí está. Esta vez me ha tocado hablar de esto. De las distancias y la nostalgia, de cómo queremos.

Curioso y muy concretamente: en el disco llevas una colaboración con Kase.O, el rapero que ha sido el más duro y más jarcor, pero desde luego también el MC más tierno del panorama nacional.

Eso es así. Soy fanática de rock, punk y también mucho de rap. He tenido la fortuna de que estos maños, Ibarra y R de Rumba, se hayan convertido en mis amigos. Ibarra me decía «tienes que rapear hermana, co». Lo hice, me enfrenté a esa rítmica.

Un reto. Después de tantos años y tantas canciones, enfrentarse a una métrica, tempo y hasta sonoridad muy diferentes, la de las barras.

Las escribí y me fui con todo el miedo a enseñárselas a Ibarra. Y me dijo «¡jó, hermana!». Qué suerte, le gustaron mucho. Porque son textos que hablados no funcionan, se nota mucho. Conseguí que sonaran raperas.

En tu visión: ¿qué hay de nuevo y qué de siempre en tu último trabajo?

Me está encantando que haya mucha gente diciendo que le lleva al primer disco. Imagina, aquellas canciones que yo pensaba que no le interesarían a nadie. En aquellos tiempos no pensaba dedicarme a esto. Significa que suena a lo de siempre pero también fresco y por tanto también nuevo. En lo más novedoso estaría que hay mucha experimentación, electrónica y mucho, mucho latineo. Veo como algo normal, inevitable, que todo nos lleve cada vez más hacia lo latino. De ahí por ejemplo la colaboración con Carlos Vives. En general, en la banda siempre queremos experimentar, y tengo la suerte de que son muy melómanos, de muchísima cultura musical.

Un disco completo, trece canciones, a 2024. Rozalén ‘La Valiente’, tal y cómo funciona la industria hoy día: single a single, a veces incluso poquísimo después de sacar un álbum completo. ¿Crees que te va a interesar esa dinámica?

En eso soy de vieja escuela. Hemos sacado algunos singles, pero nos gusta mucho sacar discos con un discurso y una artesanía detrás. En eso soy viejoven.

Se pregunta uno que le hace perder la fe en la Humanidad a Rozalén. Lo cantas en «Sácame la pena».

Demasiadas cosas en los últimos tiempos. Por ejemplo, Palestina. No lo comprendo, no pudo entender que normalicemos ciertas cosas por mucho que veamos que están pasando.

De todas formas, dice mi madre que los jóvenes nos quejamos poco.

¿Tú crees?

Igual es por comparación de generaciones.

Es verdad. Si piensas en aquellos tiempos… Podrías llegar a la conclusión de que merecemos la extinción. Pero creo que la luz es mucho más fuerte. Ahí fuera hay mucha más gente bonica. Como decía Almudena Grandes: «La alegría como forma de resistencia».

Ayer [por el domingo] hubo una manifestación masiva en Palma para quejarnos de la sobresaturación turística en la isla. ¿Habrías ido de estar aquí?

¿Tú qué crees?

Creo que sí. Diría que hay dos tipos de manis: las reconcentradas, seriotas, enfadadas, y aquellas como las de ayer, que aunque vayas con toda la conciencia, las ideas, la beligerancia actitudinal, tienen una componente profundamente humana y de colectivo que hace que… la gente se ponga a cantar a menudo y porque sí. Ayer, ante la cercanía de esta entrevista, te visualizaba allí quejándote tanto como cantando de repente y porque sí.

Pero ni lo dudes. Sería la típica cansina con una guitarra. De hecho, acabo de llegar de mi pueblo, de una manifestación en contra de la desertificación rural. Qué curioso, es como el caso contrario. Supongo que lo veis así: el turismo tiene que existir, pero no de una manera contraproducente. Tiene que haber un cierto control o nos volveremos todos locos. Hay que convivir con ello, pero sin que provoque cosas como que sea imposible encontrar un piso donde vivir.

En el fuero interno del público eres sinónimo de éxito popular desde tu primer disco. Casi de infalible. ¿Tienes días pequeños? Días de esos en que te minusvaloras y te planteas «no sé si a la gente le va a seguir interesando lo que le cuento y lo que le canto».

Creo que tengo más días pequeños que grandes. Lo canto en la canción con Kase.O: ese síndrome de la impostora. Con este disco he tenido la mayor de las crisis creativas. Me da la impresión de que cada vez estoy más profunda, y a menudo dudo de si va a interesar lo que cuento. Te llegas a plantear si sigues estando de moda. Las canciones duran entre poco y nada, y todo cala cada vez menos.

Spoiler hasta la medida que consideres: dada la heterodoxia y riqueza musical que comentabas, ¿cómo has planteado el directo?

Es de lo que más están valorando. Es verdad que hay un momento de sofocón, de intimismo máximo con las canciones más emotivas y de duelo. Pero sobre todo es un fiestón. Hacemos un repaso a todo, tanto con un guiño muy profundo al folclore como incluyendo la mayoría de canciones nuevas, incluso con toda la electrónica. La gente está viniendo a abrazarnos.